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El Ganado Lanar
[descripción publicada por el Instituto Comercial de Punta Arenas, 1944]


arreo
 Robert Runyard

 RAZAS

Las primeras ovejas, llegadas de las Islas Malvinas, eran de raza "Cheviot". Más tarde se importaron otras razas, que no dieron buenos resultados, como "Lincoln". Años después, algunos reproductores fueron traídos de Nueva Zelandia; éstos eran "Corriedale", raza resultante de la cruza de Romney Marsh, Merino y Leicester; y en Inglaterra fueron comprados reproductores Romney Marsh. La influencia de esos reproductores mejoraron considerablemente la crianza local y ha permitido obtener excelentes productos de carne y lana.

Anualmente se introducen nuevos reproductores en las diversas estancias. La raza "Merino" es aprovechada para mejorar la producción de lana, la raza Romney Marsh para dar un cuerpo pesado para carnicería, o mejor dicho para frigorífico.

La raza Romney Marsh, que es la más generalizada en la provincia, tiene excelentes condiciones para resistir el frío y la mala alimentación.

La raza "Corriedale", que es la que sigue en existencia, conserva algunas cualidades de Romney Marsh, pero la sangre "Merino" le ha dado una tusa abundante y de mejor calidad, eso sí que el volumen del cuerpo ha disminuido, pero la lana gruesa del Romney Marsh se ha vuelto más fina, más flexible y más nervada[?].

  CRIANZA

En el mes de Mayo, los reproductores lanares, mantenidos hasta la época en corrales especiales, son largados en números de cien o más, en los potreros donde están las ovejas. La monta se ejecuta en el primer día, con una rapidez asombrosa. Los machos son dejados así, más o menos, un mes, y después apartados, volviendo a sus potreros o corrales especiales, hasta el próximo mes de Mayo. Las ovejas así cubiertas quedan en el campo durante todo el invierno.

El nacimiento tiene lugar a fines de Septiembre o principios de Octubre; la proporción de ellos es de 100%: pero el porcentaje depende en gran parte del clima reinante en la época de la parición.

Las ovejas destinadas a la reproducción se utilizan hasta la cuarta o quinta parición y en seguida son enviadas al sacrificio.

Los corderitos nacidos son dejados con sus madres, 4 o 4½ meses; y en Diciembre o Enero, durante la esquila, son separados de ellas para enviarlos al frigorífico, o para ser conservados para crianza.

 MARCA, CASTRACIÓN Y AMPUTACIÓN DE LA COLA

Más o menos, en la mitad del mes de Noviembre se efectúan estas operaciones, las que se hacen en corrales fijos o movibles, según el lugar de la estancia en que se ejecuta. Las ovejas con sus crías son reunidas en corrales; después las crías son separadas de sus madres y empujadas hacia un brete que tiene, a la altura de un hombre, tablas formando una mesa; los animalitos son tomados uno por uno y sometidos a las diversas operaciones, lo más rápido posible.

En primer lugar son marcados en una oreja con un signo especial, que indica el año del nacimiento; la castrar a dienteotra oreja es marcada con otro signo, que constituye la marca de la estancia y sirve para establecer la propiedad del animal. Estas marcas se hacen con tijeras o perforadores.

 Todos los animales jóvenes, machos y hembras, a excepción de los machos destinados para reproductores, sufren la amputación de la cola; esta operación se hace por medio de un cuchillo, dejando un muñón que llega hasta el extremo del anca; esta amputación tiene por objeto impedir que la lana se ensucie con los excrementos.

Todos los machos que no van a dejarse para reproductores son castrados.

 ESQUILA

Esta operación empieza en Diciembre para ser terminada hacia fines de Enero, efectuándose sobre todos los animales, a excepción de los reproductores machos.

Los animales son conducidos y reunidos en corrales situados a los costados de la sala de esquila, y cierto número introducidos en los pequeños corrales que existen dentro de la sala y que quedan frente a cada máquina esquiladora.

Los esquiladores ocupan un pasillo longitudinal del galpón, pasillo situado en el lado opuesto de la entrada de los animales.

Las máquinas esquiladoras, en número variable según la estancia, de 5 a 30, son movidas por un árbol longitudinal, movido a su vez por un motor a vapor o bencina. El movimiento es transmitido a la esquiladora por una caña articulada en dos partes, teniendo cada articulación un engranaje y la última tiene los dos peines que cortan la lana. Cada esquiladora está a distancia de 2½ a 3 metros y atendida por un hombre.

Cada esquilador va a buscar un animal, lo toma en los brazos, y transporta y lo sienta en su tren posterior, colocándolo entre las piernas. El obrero trabaja de pié, con el cuerpo doblado; maneja la esquiladora con una mano y mantiene el animal con la otra; empieza su trabajo por el vientre, sigue por los miembros y los costados y termina por la espalda, en tal forma que el vellón sale de una sola pieza.

después de la esquilaMuchachos están encargados de llevar este vellón al clasificador de lanas, que trabaja en la extremidad o centro del galpón, según el tamaño de éste.

En algunas explotaciones pequeñas no hay esquiladoras a máquina, y ésta operación se hace a mano, con tijeras especiales.

El animal esquilado es largado por una pequeña puerta que se encuentra al frente del esquilador y que da a un pequeño corral fuera del galpón, al lado contrario de la entrada. Al terminar el día los animales esquilados son reunidos y largados a los potreros, si la majada está limpia; en caso contrario, se procede en seguida a efectuar baños antisárnicos.

Un buen obrero puede esquilar hasta 140 animales por día.

ALIMENTACIÓN

Los lanares viven todo el año en majadas hasta de 5.000 cabezas, según la superficie de la estancia y la abundancia de pasto.

Los animales están siempre distribuidos en extensiones inmensas; y cada lugar destinado a recibir un piño, comprende terrenos elevados y valles con riachuelos donde los animales pueden beber. En cada estancia existen potreros de coirón reservados para el invierno. Los potreros están cerrados por cercos de alambre lisos de 7 hilos, siendo el espacio de los hilos menor a medida que se acercan al suelo, con el fin de evitar que los animales pequeños pasen de uno a otro potrero.

El viento y la nieve son los grandes enemigos de la crianza, sobre todo en la estepa patagónica. Se producen a veces, en invierno, tempestades de nieve que duran varios días; la nieve se amontona en los cañadones donde vienen a refugiarse los animales durante estas violentas tempestades, y quedan inmóviles en los lugares donde se refugiaron al empezar la tempestad, pasando varios días. La nieve se amontona alrededor, hasta cubrirlos totalmente. Grandes cantidades de animales son así sepultados bajo varios piés de nieve; el calor hace derretir la nieve alrededor del cuerpo, formándose así verdaderas cavernas heladas, bajo las cuales quedan prisioneros. La mortalidad producida por el frío es muy elevada, y se cuentan por centenares y millares en los inviernos rigurosos, y especialmente en los campos altos de las estancias retiradas de la costa.

El rigor del clima hace muy difíciles las condiciones de alimentación durante los meses de invierno, cuando la escarcha y la nieve cubren totalmente los pastos; y para poder comer, se ven obligados los animales a desenterrar, con ayuda de sus patas, algunas hierbas. El forraje de invierno, por excelencia, es el coirón.

En primavera y verano, el alimento es más abundante; y los pastos, después de los deshielos, crecen rápidamente; reponiéndose los animales de su flacura, y las ovejas crían las fuerzas necesarias para su parición.

La vigilancia de los animales en los potreros, la hacen los ovejeros, un hombre por cada 5.000 animales. Cada ovejero recorre los campos a caballo, examinando los alambrados, ayudando a las ovejas a la parición, cuidando a los enfermos, recalentando a los animales entumidos por el frío, descuerando a los muertos, recogiendo la lana del campo, destruyendo los cadáveres. Un buen ovejero constituye uno de los elementos más importantes en el éxito de la crianza.

Los ovejeros son ayudados eficazmente en su trabajo por los perros ovejeros, inteligentes, avezados y que son capaces de juntar y conducir piños enormes. Estos perros pertenecen casi todos a razas escocesas, pero han sido cruzados con raza inglesa y australiana y los ejemplares son muy distintos entre sí. Son perros de estatura mediana, pelo largo, algunas veces crespo, pero todos poseen cualidades excepcionales para el trabajo.

Fuente: "Punta Arenas en su Primer Centenario", 1944, pp. 41-45
Actualizado: 2-I-2003